Guti alé!… Guti alé!… Forza Guti, Guti alé!!!
Aun hoy, y después de haber pasado casi 9 años desde su retirada, puedo escuchar claramente el cántico que se extendía por el Santiago Bernabéu cada vez que Guti daba un pase en profundidad que nadie más había visto, un estadio rendido a sus pies… aunque no siempre fue así.
Comenzó su andadura en el Real Madrid con tan solo nueve años de edad y, tras pasar por todas las categorías inferiores del club, Jorge Valdano le dio la alternativa el 2 de diciembre de 1995 sustituyendo a José Emilio Amavisca en partido de Liga frente al Sevilla, partido que terminaría ganando por 4-1 un Real Madrid que estaba despidiéndose de la maravillosa Quinta del Buitre y, a la vez, dando la bienvenida a la generación de Raúl… y de Guti.
Los primeros años de Guti en el Real Madrid no fueron fáciles, la salida de Jorge Valdano y la llegada de entrenadores como Capello, Heynckes o Toshack no le beneficiaron, pues no eran entrenadores dados a apostar por jóvenes talentosos y, por qué no decirlo también, algo anárquicos como Guti.
Todo cambió para Guti en la temporada 1999-2000 con la llegada al banquillo de Vicente del Bosque, donde su presencia en el once inicial fue cada vez más frecuente, llegando a anotar esa temporada 8 goles entre todas las competiciones, su récord hasta el momento, aunque lo superaría solo una temporada después donde, jugando como falso delantero, llegaría a marcar 14 goles en Liga y 18 si contamos todas las competiciones.
Si a alguien no benefició la llegada del ciclo del Real Madrid Galáctico, ese fue al bueno de Guti. Año tras año el Real Madrid traía a uno de los mejores jugadores del momento… Zidane, Beckham, Ronaldo o incluso Owen hicieron que Guti fuera desapareciendo del once inicial o tuviera que moverse de su posición natural para amoldarse a otras demarcaciones y, aunque siempre terminaba las temporadas con un gran número de partidos disputados, muchas fueron las voces que le aconsejaron salir del Real Madrid en busca de más protagonismo y, aunque pudo hacerlo —Berlusconi estaba enamorado de él y quiso llevárselo a su Milan—, Guti siempre dejó claro que él quería estar en el equipo de su vida, el Real Madrid.
Hablar de Guti es hablar de arte, de plasticidad, de fútbol en toda su esencia, pero también tenemos que hablar de esa otra cara del Guti fuera de los terrenos de juego, esa cara que nos lleva a ver al jugador además de en los periódicos deportivos, en todas las revistas del corazón, a ser noticia por alguna salida de tono en una rueda de prensa, a esas disputas con el público rival o a esas fotos a altas horas de la madrugada saliendo de alguna discoteca que tanto daño le hicieron a su carrera y a su relación con el público del Bernabéu, un público que le quería como uno de los suyos, como al hijo descarriado que te saca de quicio (muchas pitadas con su nombre se podrían contar) pero al que estás deseando ver hacer algo especial (cosa también muy habitual en él) para aplaudirle y rendirte a sus pies.
No se me olvidan unas declaraciones de Ronaldo Nazario al poco de llegar al Real Madrid donde le preguntaban qué jugador de la plantilla le había impresionado más y, en una plantilla en la que ya estaban Raúl, Roberto Carlos, Figo o Zidane, él dijo… Guti.
Con el ocaso del Real Madrid Galáctico, Guti, ya como veterano y uno de los capitanes del equipo, vuelve a ser protagonista, llegando incluso a convertirse en el máximo asistente de la Liga conquistada en la temporada 2007-2008 al conseguir 18 pases de gol, ya con 30 años de edad.
Hasta el final de su etapa como madridista nos dejó destellos de lo que siempre fue, un jugador superdotado que veía el fútbol fácil y sencillo. Para el recuerdo siempre nos quedará uno de sus últimos momentos de magia con el famoso taconazo a Benzema en el estadio de Riazor.
Al finalizar la temporada 2009-2010 se confirmó lo que era un secreto a voces, Guti, en una emotiva rueda de prensa, rodeado por todos los títulos que consiguió (15 en total), anuncia que abandona el Real Madrid poniendo fin a toda una vida en el club blanco con estas palabras:
«Sólo quiero dar las gracias al Real Madrid. He vivido una etapa con cosas muy bonitas y otras complicadas. He crecido en el Madrid porque he jugado en este club mis últimos 24 años, de los cuales 15 fueron en el primer equipo. Seguiré jugando pero mi corazón seguirá en el Real Madrid».
No quiso desvelar dónde continuaría jugando en esa rueda de prensa, pero poco tiempo después se anunció su fichaje por el Beşiktaş J. K. turco por dos temporadas, donde ya en primera le dio para ganar una Copa turca y regalarnos sus últimas pinceladas de fútbol y alguna que otra historia rocambolesca en la noche de Estambul, como cuando chocó con su coche contra un autobús a las 4 de la madrugada saliendo de una discoteca.
En su segunda temporada en tierras turcas y sin apenas ya apariciones con el equipo debido a múltiples lesiones y pérdida de confianza del entrenador, Guti y el Beşiktaş llegan a un acuerdo para rescindir el contrato antes de tiempo y el jugador anuncia su retirada del fútbol profesional.
José María Gutiérrez «Guti», uno de los últimos magos que salieron de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, un auténtico fuera de serie que, pese a su gran palmarés, sus 77 goles y 542 partidos oficiales jugados con la camiseta blanca, podría haber sido aún más de lo que fue… o quizá no, porque los genios son así, con ellos no hay término medio, los amas o los odias, los tomas o los dejas, no existe el gris, solo blanco o negro… y en este caso, para alegría de los aficionados merengues, fue todo blanco.
